jueves, 17 de mayo de 2012

UN MUNDO FELIZ
Una novela interesante acerca de una sociedad utòpica. Los seres humanos son "re-creados" y programados genèticamentre para tener una mayor o menor inteligencia; realizar trabajos que no re quieren  destreza; se les distrae constantemente con espectàculos gratuitos y se les da dosis diarias de soma.

El soma es el poderoso instrumento de manipulaciòn del gran gobierno a travès de las porciones diarias que les dan despuès de largas jornadas de trabajo. Soma, droga perfecta; eufòrica, narcòtica, agradablemente alucinante. Con todas las ventajas del alcohol; y ninguno de sus inconvenientes. Uno puede tomarse un os descansos de la realidad siempre que se le antoje, y luego volver sin siquiera un dolor de cabeza o algùn desajuste.

Una sociedad basada en las ideas, normas y teorìas de Freud, o Ford, como se le llama en la novela. Un lugar en el cual sòlo importa el bien de la comunidad y no asì el del individuo.

Un mundo en el cual los humanos "re-creados/decantados" son divididos en grupos: Alfas, Betas, Gamma, Delta y Èpsilon. Los primeros son el grupo/casta predominante, altos, atractivos; con una inteligencia superior. Los Èpsilon son de baja estatura, casi analfabetos; son las hormigas obreras que mantienen a la fàbrica.

 Esta novelita es fàcil de conseguir, de lectura muy amena y digerible. Los personajes son buenos, en especial ese "salvaje" llamado John. Escrita por Aldous Huxley en 1932 plantea la soluciòn a diferentes problemas, guerras, pobreza, etc...Es un buen tìtulo para la biblioteca, a bajo costo y no encontrè a mi parecer un contra, algo malo aun y cuando fue escrita hace 80 años, ya que en aquel tiempo todos creian que hoy en dìa volarìamos en cohetes al trabajo o vivriamos en la luna (o al menos eso nos dicen las pelìculas de ese tiempo).


SERGIO

viernes, 4 de mayo de 2012

A veces leer cuesta dinero y mucho


El problema no es que los libros sean caros sino que no hay un verdadero valor de la nobleza e importancia cultural que tienen.



En México, prevalece la idea de que el libro es un objeto oneroso y que ésa es una razón por la que no se lee en este país de cerca de 112 millones de habitantes.
Esa casi certeza, que podría refrendarse con los datos de la única Encuesta Nacional de Lectura, realizada en 2005, que habla de que los mexicanos leen 2.9 libros al año, tiene algo de verdad y mucho de pretexto.
Aunque la realidad demuestra que buena parte de la población sobrevive con un salario mínimo y que para ese sector es imposible comprar un libro como también es imposible que adquiera muchas otras cosas, lo cierto es que el problema no es que los libros sean caros sino que no hay un verdadero valor de la nobleza e importancia cultural que tienen.
Si bien es verdad que los libros en México son más caros que en Estados Unidos, Inglaterra e incluso España, pues al hacer tirajes más cortos, de apenas 2 mil o 3 mil ejemplares, el costo de producción se encarece y es más alto su precio de salida al público, hay mucho de mito en la sentencia de que la gente no lee porque los libros son muy caros.
Para el escritor y especialista en la lectura Juan Domingo Argüelles hablar bien del libro por su nobleza e importancia cultural y, al mismo tiempo, conspirar contra la lectura con el pretexto de que leer es muy caro, son dos acciones que, desde un punto de vista racional, dejan perplejos.
Esas son las reflexiones centrales de su texto Precio y aprecio de los libros, donde señala que es cierto que el costo de los textos es excesivo para quienes sólo obtienen el salario mínimo, pero que partir de este argumento no deja de ser demagógico y evade el problema fundamental.
Roberto Banchik Rothschild, director general de Random House Mondadori (RHM) asegura que los libros tienen el precio justo de acuerdo a los costos de producción, derechos de autor y distribución; pero que hay una percepción sobre los libros que contrasta muchísimo con otros países.
El editor afirma que para bien o para mal, en México, el libro de texto gratuito que se distribuye en las escuelas le ha hecho cierto daño a la percepción del valor de los libros y que el gobierno desde hace muchos años ha acostumbrado a los ciudadanos a que se les regalan y que el contenido de un libro es un valor cultural que debe ser de acceso libre a todo el mundo.
“Esta percepción de que los libros son gratis o deben ser muy baratos, es muy mexicana, no la he visto en otros países; entonces cuando pasa esto de decir que un libro es caro o barato es ya casi una discusión de sordos porque en principio la gente piensa que el libro debe ser regalado”, señala Banchik.



Objeto con valor cultural
Los libros son caros o económicos dependiendo de lo que se quiera comprar. En México, como en cualquier país, los libros son caros si se quieren adquirir novedades y determinadas colecciones que tienen precios altos de origen (Juego de tronos en 400 pesos c/u).
Pero si se busca tener una biblioteca razonada, con obras clásicas, el costo suele ser bajo porque hay muy diversas opciones.
Volúmenes literarios de Alianza, Siruela, El Acantilado y determinadas colecciones de Anagrama suelen tener precios más altos que el promedio que manejan editoriales más comerciales, como es el caso de Random House Mondadori, Planeta, Ediciones B y Alfaguara, donde sus títulos van de 200 a 220 pesos en promedio en formato “trade”; mientras que en sus sellos de bolsillos oscilan entre los 110 o 120 pesos.
“¿Los libros son caros? pues yo digo que hay de todo, hay ediciones muy baratas de libros muy mal editados o libros piratas y tampoco sé si la gente los compra, mi impresión es que no, y hay ediciones que son más o menos en el nivel en que estamos nosotros que no son baratas pero al final todo es relativo”, señala el editor de RHM.
Y cita los precios promedio que maneja. Dice por ejemplo que los libros de bolsillo están en 120 pesos: “No sé si eso es caro o barato en la percepción de la gente, son tres hamburguesas o dos boletos de cine y nadie dice que el cine es caro, pero porque sí dicen que el libro es caro”.
En su texto, publicado en 2010, Argüelles afirma que el valor simbólico del libro es tan grande, que se le pone en un pedestal “pero muy pocos están dispuestos a pagar por él no ya digamos algo razonable, sino ni siquiera una bicoca.
Que una camisa cueste 600 pesos, pasa, pero que tengamos que pagar 300 por un libro, resulta un escándalo”.
Yeana González, quien es la directora editorial de Ediciones B, dice que depende de la editorial pero que los libros no son caros y que hay un mito acerca de que en México no se lee porque los libros son caros, dice que lo que está bajo es el hábito de la lectura que no es por el índice de analfabetismo ni por la pobreza.
“Las clases media o media alta tampoco leen, no estamos hablando específicamente de una cuestión económica; los universitarios, las gerencias, los funcionarios no leen y pueden pagar el costo de los libros; no hay una política cultural que fomente la lectura desde la educación básica”, dice la editora.
No duda en que el problema no radica en el precio, su ejemplo atañe a todas las editoriales, pues tiene que ver con una iniciativa de todas las empresas de ampliar los puntos de venta de libros a más bajos costos.
“En el mercado de las grandes superficies llámese Walmart, Soriana, Comercial Mexicana o Club de precios, donde los libros se saldan a precios ridículos, tampoco se vende, es evidente que no importa el costo de los libros sino el fomento a la lectura, es el hábito que no lo tenemos”, afirma González.


El valor real
Determinar el precio de los libros requiere de diversos factores. Tras la entrega del manuscrito por el autor, viene todo un trabajo editorial que, dicen los editores, tiene un alto costo que se debe sumar al precio.
Además del trabajo de producción, hay un costo de distribución, logística y almacenamiento de los libros, traslado a las librerías, procesamiento de las entregas y devoluciones.
Roberto Bachick dice que muchos de los críticos del precio al libro dicen que es muy sencillo o que el precio del libro es nada más lo que se le paga al autor, “pero en realidad tiene un chorro de componentes; uno es el valor físico, la producción, el papel, el encuadernado; de 100 pesos eso representa 20 o 25 pesos.
Pero también está todo el costo editorial de editar esa obra”.
González comenta que las importaciones suelen ser más caras, pero depende de la editorial y del plan de explotación de cada editorial.
“Anagrama, Siruela llegan caros porque son libros muy exquisitos de literatura o de ensayo”.
El negocio del libro no es fácil, opina Banchik: “Los tirajes son cortos, las editoriales tienen una ganancia entre 8 y 10%, pues a toda la producción y distribución se suma el 10% por derechos de autor y el 30 o hasta 45% de descuento sobre el precio de lista que se le debe dar a las cadenas de librerías”.


miércoles, 4 de abril de 2012

Hace tiempo me aficionè a un libro tìtulado El Capitàn Alatriste, de los autores Arutro y Carlota Pèrez-Reverte. Dicho titulo es una novela historica acerca de un soldado español, el cual perternecìa a los viejos tercios de infanterìa y de su mochilero, Iñigo Balboa.

La novela nos traslada al siglo XVI, a una Madrid sucia y ombligo del Imperio español; lances, estocadas y pistoletazos son parte de la vida diaria de Diego Alatriste y Tenorio, personaje central de la novela, el cual se hace cargo de un niño. Iñigo Balboa, hijo de un compañero de armas caìdo en combate. Este tìtulo es el primero de 6 que conforman la saga de Las Aventuras del Capitàn Alatriste.

Tal vez les suene el nombre Pèrez-Reverte les suene ya que es autor de la novela LA REINA DEL SUR, la cual fue llevada a la pantalla chica y protagonizada por Kate del Castillo. Bien, pues esta saga literaria fue adaptada para el cine, con el tìtulo de Alatriste con Viggo Mortensen en el papel principal.

SERGIO

miércoles, 14 de marzo de 2012

Cuevana, ¿lucha social o piratería?


“No he ganado nada con esto”, dijo Cristian Álvarez Rojas de 26 años al ser detenido en Chile, desde donde operaba parte del sitio de ‘intercambio de contenidos’ basado en Argentina, Cuevana. Lo liberaron casi enseguida, pero una vez más se encendió la mecha de uno de los temas más explosivos de la actualidad. Este estudiante de Arte de la Universidad de Chile aseguró que incluso pide apoyo para poder pagar su carrera. ¿Entonces es pura bondad la que lo tiene a él y a otros ocho personajes (ellos en Argentina) subiendo programas de tv y películas subtituladas a la red para que cualquiera tenga acceso a ellos?
Los dueños de la propiedad intelectual se están teniendo que ajustar a la idea de que muy poca gente la respeta como lo que es, una creación de la cual se puede vivir. No me quiero imaginar cuantas miles de obras se han dejado de producir porque ya no existe un esquema financiero que sustente la existencia de las personas que las crean. Es un hecho que el último en cerrar la puerta de una disquera, distribuidora o productora será su ejecutivo. Los primeros que se van: los creativos, los de limpieza, los técnicos. Es la triste realidad.
Pero el hecho es muy sencillo. Hoy pueden cerrar la cuenta de Cristian en Chile. En su momento a Sean Parker le hicieron eso con Napster. Casi década y media después y la industria no ha aprendido la lección. En países como el nuestro, la gente asume que tiene derecho a conseguir esos contenidos de modo ilícito porque no hay el menor interés por parte de los esquemas globales de negocio en darnos prioridad. O en darnos precios que podamos pagar. Eso también es cierto. La verdad es esta: quien se tiene que ajustar es el que quiere hacer el negocio. Los que no han querido están o fusionándose o desapareciendo. Los artistas siguen creando, aunque sólo los verdaderamente brillantes (en el negocio) encuentran la forma de compartir sus logros de modo masivo. La gente que quiere consumir, como el agua, encontrará su Cuevana. O lo que inventen después.

 

Susana Moscatel

martes, 6 de marzo de 2012

Those Kinds of Things



Me encontré con este libro que habla de la maldad que habita en nuestro interior de manera natural y de còmo la gente buena se vuelve mala. Me dejò pensando en muchas cosas, por eso decidì dejarles un pequeño resumen de lo que encontraràn dentro de este maravilloso ejemplar.

El psicólogo Philip Zimbardo realizó un estudio en 1971 que descorrió un velo sobre nuestra naturaleza. Convocó a estudiantes universitarios para una investigación psicológica denominada el Experimento de la prision de Stanford. Los voluntarios fueron analizados para comprobar estabilidad psicológica, física y emocional y todos ellos eran jóvenes normales de la clase media. Los estudiantes fueron asignados como prisioneros o guardias al azar y confinados a una prisión montada en el subsuelo de la Universidad de Stanford. El proyecto fue cancelado a los pocos días por haberse vuelto demasiado real para los participantes. Los prisioneros se volvieron sumisos y depresivos y los guardias se volvieron sádicos y abusadores y esto en tan solo una semana.



El Experimento de la Prisión de Stanford se revive en conjunto en el libro El efecto Lucifer. Philip Zimbardo desarrolla una investigación a fondo sobre cómo casi cualquier persona, con la influencia apropiada, puede abandonar su moral y colaborar en la
violencia y la opresión (como una especie de Nazi interno). Sea por acción directa o inacción, la gran mayoría sucumbe ante su lado oscuro cuando se da un ambiente influyente. Más allá de la propia responsabilidad de quien no es suficientemente fuerte para hacer valer su opinión o defender sus valores, Zimbardo destaca cómo los males del mundo son responsabilidad de todos. Como remedio a este problema humano, el psicólogo propone una llamada al heroísmo. Una educación de valentía social en los jóvenes para evitar este tipo de abusos. No habla de superhéroes, habla del poder de la individualidad, de la capacidad de negarse al concepto colectivo, a las órdenes cuando éstas contradicen nuestros principios.

sábado, 3 de marzo de 2012

Darkly Dreaming

Indignado por los Oscar 2012?


Para quien no sepa, Juan Andrés Salfate Torrealba es un crítico de cine, publicista, difusor de conspiraciones y presentador de televisión chileno.

Es reconocido por hablar y dar charlas sobre teorías conspirativas, temas de misterio, leyendas urbanas y estrenos de películas o series, incluso en todos los programas de televisión en que trabaja se dedica a mostrar dichos temas. 






HEMIR 

I Had a Dream



De aquí en adelante me dedicare al análisis y critica de música, vídeo games, series, anime, películas y cuanta madre sea necesaria, ya sea del mundo moderno o del antiguo, pero antes que nada les hablare de un asesino llamado el Hype.

Hype es el término utilizado cuando algo está seguramente sobrevalorado, cuando se está creando una expectación que posiblemente no se cumpla.

¿ Hype?... Quizás lo primero que debamos es matizar el significado.

Expectación es una palabra que puede traducir perfectamente lo que significa el hype, pero en esta época tiene ese matiz de ser una expectación un poco exagerada, que se basa en la ausencia de datos sobre un producto y en la imaginación del consumidor que espera ser sorprendido. 

Así que el hype normalmente es una cosa creada o impulsada por el marketing de las compañías para conseguir vender más. Pero otras veces son los propios usuarios los que cogen la iniciativa y se “hypean”. Algunas veces no sin razón, si anuncian algo de una saga de éxito o el último proyecto de una compañía importante es lógico que los consumidores estén expectantes. De todas formas en estos casos siempre importa más el estilo que la sustancia.


 
¿Pero cómo manejar las expectativas de un nuevo lanzamiento? Es muy sencillo. No hay que dejarse influir en demasía por las soflamas publicitarias. Ni por el jaleo de los fans. Eso no quiere decir que no puedas tener una sana expectación. Mientras no te bases en premisas falsas o en ensoñaciones tuyas, no hay nada negativo en eso.


HEMIR